Ghostland, de Pascal Laugier reivindica la imaginación como lugar en el que refugiarse de la terrible realidad. Ya sólo por eso cuenta con mis simpatías. No es un discurso nuevo, ya lo hicieron otros con mayor tino. Allen en la maravillosa «La Rosa Purpura del Cairo» o el mismísimo Nolan en la interesante «Origen», por no hablar del maestro Cervantes con su Quijote luchando contra molinos de viento. En todas estas obras los protagonistas se evaden de su cotidianidad mediante la fantasía, ya sea el cine, los sueños o las novelas de caballerías.
Ojo, no quiero decir que Ghostland puede equipararse a estas magnas obras ni de lejos. Pero, ¿ quién de nosotros no lo hace en mayor o menor medida? ¿Qué es sino el visionado de una película o la lectura de una novela? Pura evasión. Decía un escritor mucho más inteligente que yo que escribía porque le permitía vivir otras vidas. Y tenía razón. Yo escribo porque el mundo en el que vivo no me acaba de gustar.

Ghostland, sinopsis
Dos hermanas adolescentes. Una quejumbrosa y malcarada, la típica cría que cree saberlo todo a la que le darías dos guantazos y te quedarías tan ancho. La otra, más dócil y sensible que escribe relatos de terror. De pronto la violencia más atroz entra en sus vidas y la forma de enfrentarse a ella por parte de cada una de las hermanas es completamente diferente.
Ghostland, comentarios
Ghostland es un producto honesto que ofrece lo que se espera de una peli de terror. Es cierto que en algunos aspectos flojea. El uso de las muñecas antiguas como elemento perturbador es algo estereotipado. Algunos sustos son burdos. El filme cae en ciertos tópicos tan manidos del terror, como por ejemplo no rematar al asesino cuando lo tienes a mano por no hablar del desenlace final con el policía entrando en la casa. Esos villanos (la bruja y el ogro) merecían una muerte más truculenta y dolorosa a manos de las susodichas hermanitas.
Por otro lado Ghostland tiene algunos de los claims que a los amantes del terror nos molan: casa siniestra, violencia, sustos, muertos y algo de mensaje. Y todo eso en unos ajustados 90 minutos. Acostumbrado a las soporíferas versiones de dos horas y pico de directores pretenciosos que se creen maestros, resulta un alivio un producto tan efectivo y como ajustado.
Sin llegar a la profundidad de Martyrs, la película cumbre del cine de Laugier, Ghostland bebe de la misma premisa: la mente como lugar para la evasión. Esas felicidades alternativas a las que aspira el propio director me hacen albergar esperanzas de que pueda seguir ofreciendo joyas de esa fecunda veta. Además Ghostland reivindica la figura de Lovecraft como escritor, hace un guiños a ¿Qué fue de Baby Jane? y utiliza una vieja máquina de escribir para machacar el cráneo a uno de los malos. Toda una declaración de principios.
Ghostland no pasará a los anales de la historia del cine. Pero es una cinta de lo más digna.

Detalle curioso. Durante el rodaje, la actriz Taylor Hickson, de 20 años que interpreta a una de las hermanas, sufrió cortes en el rostro que requirieron veinte puntos de sutura y le dejaron una cicatriz bastante visible que la está perjudicando en su carrera. Anda en litigios contra la productora.
