El día de Nochebuena mi madre me llevaba con ella al mercado. A mí me encantaba el belén de la entrada, que tenía hasta río con agua de verdad. Pero ella tiraba de mí sin contemplaciones. ¡Había tanto por hacer!
Mientras esperábamos la vez en la pescadería, yo observaba un pobre besugo que descansaba sobre un lecho de hielo. Empezó a quedarse de su mala suerte e incluso se puso a cantar un tango, como el langostino del anuncio. Yo chupé un trozo de hielo, pero sabía asqueroso.
No quise cenar besugo. Me daba pena.
-Este niño es tonto -dijo mi madre y me dejo sin turrón de chocolate.
Ahora encargo la compra por internet. Creo que ya no venden besugo. Debe haberse extinguido.
El besugo tonto
Otro pequeño relato de los que se me ocurren, anécdotas que me suceden y / o comentarios sobre mi persona plasmados en menos de 200 palabras. En esta ocasión, un recuerdo de mis navidades de la infancia donde un besugo cobró especial protagonismo. El besugo tonto
Espero que te guste.
Foto de Chait Goli en Pexels