A los autores de novela negra se nos suele acusar de que nuestras tramas son inverosímiles y que las cosas que proponemos en nuestros libros no suceden en la vida real. Siempre respondo que la realidad supera la ficción con creces. El crimen del Asesino de la Katana podría ser un magnifico argumento para una novela, pues muestra a un tipo de joven, alienado por los videojuegos y sin capacidad crítica que nuestra sociedad está produciendo. El asesino de la Katana
Los hechos
La mañana del 1 de abril del año 2000 José Rabadán llama a la comisaría de policía de Murcia para avisar de que ha habido un asesinato. Una patrulla se acerca al lugar donde supuestamente han ocurrido los hechos, pero no halla nada sospechoso, ni la puerta forzada ni restos de sangre, así que los agentes creen que es una denuncia falsa. El asesino de la Katana
Al ver que la policía no reacciona, José Rabadán vuelve a llamar al 091. Esta vez se da a conocer e informa que ha asesinado a sus padres y a su hermana. La policía se toma más en serio la llamada. Vuelven a la dirección y al entrar en la casa encuentran el horror. El asesino de la Katana
José Rabadán
José Rabadán era un joven muy tímido, apocado y muy descentrado. Sus resultados académicos eran nefastos y apenas pisaba el instituto. Apasionado de las artes marciales, estaba obsesionado con el juego virtual Final Fantasy 8. Imitaba el aspecto de su protagonista, Skall, que libra una dura batalla con sus opresores armado con una katana. El asesino de la Katana
Rabadán sentía una mezcla de temor reverencial y respeto por su padre, que sin embargo, y según explicaron familiares y vecinos, consentía al muchacho en todo lo que este deseaba. Pocos días antes de los hechos, le compró una katana y había comentado la intención de regalarle la moto que su hijo quisiera.
Cuando la policía inspecciona la casa, en su habitación encuentra un auténtico arsenal de armás blancas (machetes, cuchillos, nunchacos, estrellas ninja, navajas mariposa…), así como libros sobre artes marciales y ocultismo. También descubrieron que participó de varios chats de carácter satánico donde utilizaba como nick odeim (miedo al revés). Rabadán estuvo asistiendo a clases de artes marciales pero su falta de concentración y perseverancia no le permitieron pasar del cinturón blanco. El asesino de la Katana
Anhelo de una vida diferente
A pesar de vivir en un entorno estructurado y ser un chico más bien consentido, Rabadán tiene la fantasía de iniciar una aventura vital por su cuenta. A principios del 2000 se escapa de casa, pero no llega muy lejos. Su padre da con él a las afueras de Murcia, pasadas apenas unas horas. Su frágil seguridad se resiente y Rabadán llega a la conclusión de que escapar no era una opción, porque allí donde fuera lo encontrarían. Fue entonces cuando empieza a urdir un plan para deshacerse de su familia y así obtener la ansiada libertad total. Comenta a sus amigos sus planes, pero debido a su carácter apocado y débil, ninguno lo toma en serio. El asesino de la Katana
El crimen
La madrugada del 1 de abril de 2006 Rabadán la pasa en vela, con la katana bajo la almohada. A eso de las 6.00 h de la madrugada, cuando empieza a clarear, pone su plan en marcha. Entra en el dormitorio de su padre. El hombre está durmiendo, ronca apaciblemente. La madre está en otra habitación con su hermana, que tiene síndrome de down. José se sitúa junto a la cama de su padre. Mide el primer golpe, que debía ser contundente. Tantea un par de veces. Levanta la espada y la aguanta en el aire un segundo eterno. Deja caer el arma. Golpea a su padre en la cabeza en tres ocasiones. Luego le clava la katana hasta cinco veces en el pecho.

Tras acabar con su padre, va al dormitorio que comparten su madre y su hermana. A Mercedes la han despertado los alaridos del padre. Ve venir a su hijo. Llama a su marido, sin saber que ya ha sido asesinado y pide socorro. En un acto instintivo se cubre la cabeza con los brazos. José empieza a asestarle golpes con una violencia tal que le corta algunos dedos y el filo de la katana se rompe. Tiene que regresar a su habitación a por el machete con el que le acaba de arrebatar la vida a su madre. Por un momento se plantea qué hacer con la pequeña Mercedes, su hermana, que llora en su cama, en estado de shock. Decide acabar con su vida también, pero no opone resistencia. Los forenses llegaran a la conclusión de que el ataque duró unos veinte minutos de horror sin fin. Veinte minutos con convirtieron a José Rabadán en el asesino de la Katana. El asesino de la Katana
El asesino de la katana
La casa es una orgía de sangre, con charcos en las camas y suelos y salpicaduras en paredes y techos. Los agentes de la policía que acuden a la llamada, salen con la cara desencajada. Los cuerpos de la pequeña Mercedes y de su padre estan en el lavabo con bolsas en la cabeza. Según la disciplina Dojo, de la que José tiene un manual en su habitación, al matar a un enemigo tienes que cubrir su cabeza para que su alma no te persiga de por vida. El asesino de la Katana

Tras acabar con su familia José descansa en el sofá durante unos minutos. Cambia parte de su ropa, coge el móvil y el dinero que su madre guarda en un bote en la cocina, unas 15.000 pesetas y se marcha. Deja las llaves de la casa dentro pues no tiene intención de regresar jamás.
El caso golpea a España. Un joven de 16 años ha matado brutalmente a sus padres y a su hermana con síndrome de down. La policía lanza una orden de busca y captura que se distribuye inmediatamente a todos los medios de comunicación. No se habla de otra cosa. La noticia cae en el barrio como una bomba. Los vecinos no dan crédito, la familia Rabadán era considerada cordial y normal y José, un chico tranquilo, tímido, que huía de los conflictos.
La noticia del asesinato deja a todos sin habla. El asesino de la Katana
La huida
José Rabadán se muestra poco cauto en su huida. A sus amigos les cuenta lo que ha hecho y cuales son sus planes: ir a Barcelona donde vive su amiga Sonia, que ha conocido por internet. En su mente, lo que ha pasado es como una de las matanzas de sus vídeojuegos. El asesino de la Katana
Decide marchar a Alicante para coger el tren a la ciudad condal. Hace autostop. Casualmente lo recoge una policía local de Elche. Al día siguiente, cuando sus sean portada en todos los medios de comunicación del país, la agente caerá en la cuenta de que montó en su coche al archibuscado asesino de la katana. Según su testimonio el chico era muy callado y parecía estar ido, ella piensa que ha estado toda la noche de fiesta y que todavía se encuentra bajo los efectos de los estupefacientes.
En Alicante conoce a Oliver, un chaval de la calle con el que sintoniza instantáneamente y con quien pasa un par de días entre paseos y confidencias. Rabadán siente remordimientos y necesidad de hablar, y le dice a Oliver que ha matado a un hombre. Llama con frecuencia a Sonia, su amiga de internet. Ella está muy nerviosa, las fotos del Asesino de la Katana están en todas partes.
Al día siguiente cuando Oliver y Rabadán se dirigen a la estación para tomar el tren a Barcelona, la policía les está esperando. Sonia y su entorno, con quien los agentes se han puesto en contacto, les han explicado sus intenciones.
La detención
Cuando lo llevan detenido, se producen gritos espontáneos de asesino y criminal por parte de los que presencian la operación. El Asesino de la katana recibe estas muestras de desprecio con una sonrisa de orgullo.

Colabora totalmente con la declaración y explica con lujo de detalles lo que sucedió. Según los agentes, Rabadán está muy lúcido y hace un relato minucioso de los acontecimientos. Cuando le preguntan por qué había acabado con su familia, lo único que responde fue que quería empezar una nueva vida sin el yugo paterno. Y que a su hermana pequeña la mató por compasión. ¿Qué iba a hacer una niña pequeña tan dependiente sin sus padres?
Otra cosa que choca mucho a los policías es que no era consciente de que aquello iba a tener consecuencias. Para él era como pasar una pantalla de un videojuego tras la cual, venía otra aventura, sin más. No muestra ningún signo de arrepentimiento.
El 5 de abril ingresa en la prisión de Sangonera, donde pasa nueve meses a la espera de juicio. Allí es recibido por el resto de presos con gritos e insultos, se ha convertido en un preso estrella. El asesino de la Katana
Capitán Timo
Las primeras semanas son muy difíciles, repudiado por el resto de los encarcelados, nadie quiere compartir celda con él y El Asesino de la Katana se plantea el suicidio. El reo conocido como el Capitán Timo (un estafador que se hacía pasar por un alto oficial de la marina) lo acoge bajo su tutela. Atraído sexualmente por el joven, adopta el papel de padre a fin de intentar seducirlo. Rabadán se deja. Tanta confianza se crea entre ambos que el Capitán Timo solicita los papeles para su adopción. Además de protegerlo, le llena la cabeza con los viajes iban a hacer juntos. Como embaucador que es, le propone dar la vuelta al mundo los dos y visitar paises y ciudades.

El Asesino de la Katana entra como un adolescente, pero evoluciona rápidamente hacia un tipo duro curtido en el gimnasio. Recibe unas 10 cartas diarias de adolescentes que lo tienen por un héroe. Se crea un club de fans, el Asesino de la Katana se convierte en una estrella del mal. Para ciertos adolescentes inadaptados, Rabadán es el muchacho que se ha atrevido a enfrentarse al sistema, lo idolatraban. Para su ego de narcisista eso es una recompensa tremenda.
Imitadores
Dos chicas de San Fernando, Cadiz que se carteaban con él deciden emularlo y acaban con la vida de una compañera del instituto. Las autoridades se espantan. El Asesino de la Katana se convierte en un ejemplo a seguir. ¿Surgirán más emuladores?
Rabadán no tiene recursos ni ingresos. Sus abogados solicitan al estado una pensión de horfandad que le es concedida, paradójicamente.
El juicio
La fiscalía tiene previsto pedir 16 años de prisión a Rabadán. Pero durante el proceso se aprueba la Ley del Menor, que eleva la edad de responsabilidad penal de los 16 a los 18. Además, los psiquiatras periciales consultados no se ponen de acuerdo y su evaluación es fundamental a la hora de valorar la pena.
La fiscalía pone en práctica la doctrina según la cual el interés del menor está siempre por encima de otras consideraciones. Llega a un acuerdo con la defensa según el cual José Rabadán pasará seis años internado en un Centro Terapeútico de menores para su reeducación más dos de libertad vigilada.
El juicio dura apenas unos minutos y la sentencia causa estupor en Española. El adolescente que asesinó a sus padres y a su hermana de manera brutal e inmisericorde, solo cumplirá seis años en un centro especial.
La propia defensa de Rabadán entiende que la sentencia resulte escandalosa, pero como he dicho antes, se optó por la solución menos lesiva para el menos.
Pena

Al ingresar en el Centro Terapéutico, el Asesino de la Katana se comporta con la arrogancia y la altivez propias de quien cree merecer un trato exclusivo por lo que ha hecho. La fama se le ha subido a la cabeza. Indisciplinado y faltón no hace más que poner problemas.
Sigue recibiendo cartas de admiradores y con una de ellas llega a intimar. Se trata de una hermana de uno de sus compañeros del centro, que lo ha visto en las visitas a su familiar y lo encuentra muy guapo. Tienen varios vis a vis. Rabadán llega a pedirle en matrimonio y ella acepta. Pero no llegan a casarse. Al final la muchacha lo abandona por su carácter violento y posesivo.
Por mediación de un preso de León, se pone en contacto con la Asociación Evangélica Nueva Vida, que se dedica a la reinserción de presos. Un pastor de esta asociación le ofrece vivienda en su casa. Rabadán tiene 21 años y debido a la influencia de la familia con quien vive, se vuelve muy religioso. Conoce a Tania, hija del pastor, de 15 años, y empiezan a salir. Al cabo de un tiempo se casarán y tendrán una hija.
Libertad

Desde el 1 de Enero 2008 José Rabadán es un hombre libre a todos los efectos. En la actualidad vive con su mujer y su hija y trabaja en el sector de la electrónica e informática. Asegura que Jesucristo ha sido su tabla de salvación.
Los psiquiatras siguen manteniendo opiniones enfrentadas respecto a su diagnóstico. Si sufrió un brote psicótico momentáneo, su reinserción es total y es perfectamente apto para llevar una vida normal en sociedad.
Si por el contrario padece un narcisismo violento, como opinan algunos profesionales, su reinserción es parcial y su instinto criminal puede aflorar en cualquier momento. El asesino de la Katana
Solo el tiempo dirá cual de estos dos diagnósticos está en lo cierto.
En 2017, José Rabadán apareció en una entrevista en el canal DMAX. En ella asegura que él la katana estaba en su mano, pero que bajó sola, que no fue él quien conscientemente asesinó a sus padres y hermana.
Se ha tatuado tres cruces sobre el pecho, a la altura del corazón.
