Chanel y eurovisión

Chanel Eurovisión Nacho Zubizarreta

Hola Chanel, hoy te escribo para ofrecerte mis más sinceras disculpas por no haber creído en ti ni en tu paso por Eurovisión. Déjame que me expliqué. No me considero un eurofan, digamos que soy simpatizante del festival, nada más. Este año Ay, mamá de Rigoberta Bandini me devolvió ilusión por la cita. Ay, mamá me gusta, es pegadiza y tiene un mensaje chulo. Por fin iba a poder sentirme orgulloso del tema que mi país iba a enviar a la eurocita. Solo un trámite la separaba del pasaje a Turín: el Benidorm Fest. Con gran ojo crítico, vaticiné que la Bandini iba a superar esa barrera sin dificultad, el apoyo en la calle parecía unánime. 

Benidorm Fest

Un amigo comparó la decepción al quedar descartada nuestra opción como la que deben sentir los seguidores de un equipo de fútbol que parte como favorito y al final pierde. Y pierde en un partido amañado. Sí, en dos palabras, parafraseando al filósofo: ama – ñado, como en una novela negra de tres al cuarto. Porque las votaciones del Benidorm Fest fueron una pantomima. Como se supo más tarde, RTVE y BMG había firmado un acuerdo de antemano en el que, entre otras cláusulas, se decidía que sería un artista de esa discográfica el que representaría a nuestro país en el festival de la canción (así la discográfica se quedaría así con los generosos royalties que genera). De esta manera todos los cantantes y grupos que acudieron a la Costa Blanca con su buena fe e ilusión no tenían en el fondo ninguna opción. El ganador, tú, querida Chanel, estaba escogido de antemano. El tongo de las votaciones causó tal revuelo que llegó al congreso. 

Tengo asumido que los políticos me ninguneen, que las multinacionales me quieran solo como consumidor y que en general el mundo se me mee encima. Pero constatar que incluso un ingenuo festival de canciones nacional era otra tomadura de pelo más, me sentó mal. (Reconozco eso sí, que Benidorm Fest sirvió para dar visibilidad a otros grupos y artistas del panorama español de los que de otra manera no habríamos tenido noticia). Mi opción se esfumaba. Chanel, vi tu actuación por aquel entonces pero reconozco que la vi enfadado. Más allá de tus virtudes artísticas, el chanchullo en el que te habían incluido hizo que te tomara antipatía, así que, una vez más, me desentendí de Eurovisión. Supe de tus problemas con los haters y, como a cualquier persona con dos dedos de frente, me pareció injusto. Pagabas el desaguisado que la discográfica y el ente habían montado.

A medida que se acercaban las fechas, conocidos más comprometidos con Eurovisión me fueron poniendo al día de tus avances. Pero lo que comentaban no hacían más confirmar mis suspicacias. Palomo Spain te vistió de torera. Soy animalista a ultranza, no puedo aceptar que se utilice la imaginería de la tortura que es la corrida de toros ni siquiera como referencia, por muy vistosa que sea. Luego hiciste una entrada triunfal en la alfombra turquesa del festival con otro conjunto que imitaba una bata de cola de un traje de flamenca. Por favor, ¿se podía caer en más tópicos? Pues sí. Se anunció que en un momento de la actuación ibas a sacar un abanico. ¡Arsa, mi arma! Solo faltó que te cambiaran el nombre de Chanel por el de Carmen para tener el pac completo. Sobre el papel todo se leía tremendamente casposo. 

La Gran Final

Y así llegó la noche del sábado 14 de mayo. Había mucha expectación. Salías tras Italia, que jugaba en casa y cuya canción era una de las favoritas. Unas trompetas toreras más mexicanas que españolas abrían tu gran momento. Sorteaste con pasos insinuantes a tus bailarines, a contraluz. Pronunciaste “lets go” e hiciste un spagat que ya es mítico. El resto, como se suele decir, es historia de Eurovisión.

Chanel Eurovisión Nacho Zubizarreta La fuerza de tu interpretación me hizo olvidar de un plumazo todos los prejuicios que tenía respecto a tu propuesta. Tu carisma superaba todos mis recelos: la música facilona, el toreo, la letra banal, la sexualidad explícita… Todo aquello que sobre el papel me hacía sangrar, funcionaba maravillosamente, todo era hipnótico bajo tu batuta. Tú reinabas en el escenario secundada maravillosamente por tus bailarines, todos sonrientes, todxs guapísimxs, todos con presencia. El efecto slo-mo se veía brutal en la pantalla, el público te jaleaba, estaba enardecido. Era increíble como se escuchaba el bramido del estadio de fondo. Todo era sorprendentemente fluido (el baile, tu voz, la sincronización con tus compañeros, las luces…), todo era magnífico. Tras tu “solo” de baile, con la cortina de fuego detrás y el abanico en la mano (sí ese abanico que tanto me molestaba), tenías a todo el estadio y a toda Europa a tus pies. Y a mí también. Un amigo inglés, anonadado, me preguntaba: ¿pero de verdad no te gusta? ¡Ojalá Reino Unido enviara una actuación así! 

Al acabar la canción, saliste de tu papel de diva devora hombres, diste las gracias y dijiste con una voz casi infantil que recordarías ese momento el resto de toda tu vida. Nada de lo que habíamos visto era real, nada iba en serio, era pura diversión, era pura evasión, un espectáculo magníficamente ejecutado para hacer pasar un buen rato, para alegrarnos la vida unos minutos, nada más. No había que buscarle interpretaciones más profundas, no había que sacar las cosas de contexto. Era escapismo maravillosamente escenificado.  

Palmarés

No ganaste. La situación geopolítica impidió tu victoria pero tu tercer puesto sabe a triunfo. Eres la vencedora. Por lo que me comentan, en los foros del festival no se habla de otra cosa. Luego vinieron detalles graciosos, como las disculpas del locutor italiano que te llamó JLo de saldo, o la felicitación de la Casa Real … Estoy convencido de que tu actuación se va a recordar por muchos años. Te felicito desde lo más profundo de mi corazón y te doy encarecidamente las gracias por hacerme cambiar y demostrarme que con la vista fija en el objetivo y sin distraerse se pueden conquistar el mundo. También me has enseñado que en este país, que casi siempre me duele tanto, podemos hacer cosas impresionantes cuando nos lo proponemos. Gracias, Chanel. Te deseo todos los éxitos del mundo, te los mereces.  

P.D.
Desde aquí pediría a los responsables musicales de RTVE que por favor sigan apostando por propuestas solventes para enviar a Eurovisión, que estamos muy faltos en general de ilusiones. Y si pueden ser menos tópicos y más inclusivos, mejor. Gracias. 

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