Dicen que las grandes personalidades suelen ser amables y atentas. Debe ser cierto: el otro día tuve la suerte de entrevistar a Alicia Giménez Bartlett, la gran dama de la novela negra, ganadora de casi todos los premios importantes y traducida a cantidad de idiomas, y resultó ser maravillosamente cercana.
Hace un mes Xavi Borrell, comisario del festival de novela negra Cubelles Noir, tuvo la amabilidad de proponerme moderar el encuentro entre Giménez Bartlett y sus fans. El reto me asustó tanto como me excitó: no soy periodista y apenas había leído unas cuantas novelas suyas de las más de 25 que componen su obra. Aún así, me lancé al ruedo. En este tiempo engullí 3 obras más (entre ellas la última, titulada La Presidenta), y me tragué todas las entrevistas a su persona que encontré. Redacté un cuestionario que cuanto más revisaba, más predecible me parecía.
El día del encuentro estaba atacao. La esperé de pie frente a la mesa que íbamos a compartir, en la sala de actos llena hasta la bandera. Ella irradiaba naturalidad, de negro elegante en el que destacaba un broche plateado a juego con su cabello. Se acercó con una amplia sonrisa. Le tendí la mano, ella me dió dos besos y me dijo: somos colegas, ¿no? Supe que todo iba a ir bien.
Alicia Giménez Bartlett se mostró no solo es una gran escritora, cronista de la España de la democracia y creadora de Petra Delicado, la primera policía femenina de la literatura patria, si no una sabia de la vida. Respondió a todo con amabilidad y humor marca de la casa que aplica tanto en su día a día como en sus novelas. Se llevó varias ovaciones del público y nos brindó un rato tan divertido como enriquecedor. Gracias Alicia Giménez Bartlett, gracias Cubelles Noir, gracias a los que asistieron y gracias a la comunidad lectora por hacer que la literatura todavía importe.
Fotos de @muchomasqueunlibro