Bienvenido, Ovidi. Soy tu tío abuelo. Como decía Cher, añadir la palabra abuelo es fatal para cualquier currículum, pero reconozco que me hace ilusión. Hace una semana nació Ovidi. No sé si será amor de tío abuelo, pero me parece bastante bonito, con la carita tan redonda. Y tiene unos pies enormes que auguran que será todo un tiarrón.
Mi sobrino y su mujer han decidido ponerle Zubizarreta de apellido. Eso también me hace ilusión y, en parte, me alivia. El apellido Zubizarreta de mi rama familiar dependía de mi descendencia. Y Dios no me ha llamado por el camino de tener hijos, diciéndolo finamente. Mi sobrino es hijo de mi hermana y tiene Zubizarreta en segundo lugar. Las leyes actuales permiten elegir para el niño de entre los cuatro apellidos, los dos del padre y los dos de la madre, siempre que haya uno de cada progenitor con la condición de que los hermanos que vengan después tengan todos los mismos apellidos que el prinero. Pablo e Irene, os agradezco mucho el detalle y la generosidad para con la familia.
Siempre me ha parecido una responsabilidad tremenda traer un niño al mundo y más en los tiempos que corren. Sé que casi siempre hablo de novela negra y crímenes, pero hoy, aunque suene tópico, reconozco que tener un bebé en la familia aporta un pequeño rayo de optimismo.
Ovidi, bienvenido a este loco mundo. Espero de corazón que tengas una vida larga y provechosa y que seas feliz.