Adela salió a la cubierta y se apoyó en la barandilla. La noche era maravillosa, plagada de estrellas y ella se sentía feliz. Había merecido la pena el esfuerzo para poder costearse aquel crucero tan lujoso. De pronto se sintió aturdida y notó un golpe en la espalda ¿Qué había pasado? No podía respirar y todo estaba oscuro. Manoteo instintivamente. ¡Dios mío! Por fin pudo sacar la cabeza de nuevo a la superficie. El barco era una pared gigantesca que cruzaba frente a ella, inalcanzable. La invadió el terror. ¡Estaba en el mar! Gritó con todas sus fuerzas, pidió socorro, auxilio. Intentó levantar los brazos, pero no era buena nadadora. Las turbulencias que generaban las hélices la hicieron dar vueltas y tragar mucha agua. Logró salir a la superficie de nuevo. El buque era una nube de luz que se alejaba irremisiblemente. A su alrededor se cernía la oscuridad más absoluta, una oscuridad atroz. Fue consciente de que el mar en aquel punto tenía kilómetros de profundidad. De pronto notó algo que golpeaba su pierna y supo que no estaba sola como aquella creía en aquella inmensidad.
Vacaciones en el mar
Otro pequeño relato de los que se me ocurren, anécdotas que me suceden y / o comentarios sobre mi persona plasmados en menos de 200 palabras. Con motivo de la proximidad de todos los santos, halloween, castanyada o como quieras llamarlo estoy subiendo una serie de microrrelatos para ponernos en situación. En este caso una reflexión sobre los cruceros y las vacaciones en el mar.
Espero que te haya gustado.