Hace tiempo que tenía ganas de leer Las siete muertes de Evelyn Hardcastle. Había oído hablar mucho de este libro que definen como que era una vuelta de tuerca a la novela policiaca tradicional. No ha sido hasta ahora que su autor, Stuart Turton, ha sacado su segunda novela, que me he metido de lleno con ella.
La promoción define a Las siete muertes de Evelyn Hardcastle como una mezcla de Agatha Christie, Atrapado en el tiempo, Black Mirror y Origen. Yo no diría tanto, pero más allá del slogan publicitario, puedo reconocer todas estas influencias.
Argumento
La parte Agatha Christie.
Los Hardcastle han organizado una fiesta en Blackheath, su casa de campo, para anunciar el compromiso de su hija pequeña, Evelyn. Al final de la velada, Evelyn es asesinada.
Tenemos a un grupo de aristócratas británicos encerrados en una mansión en la que sucede un crimen. El paisaje es húmedo, está lloviendo todo el rato y los personajes beben mucho. Todo muy Agatha Christie.
La parte El día de la Marmota.
El día de la Marmota se celebra el 2 de febrero. En esa fecha los ciudadanos de Punxsutawney (Pensilvania) confían la predicción del tiempo para las próximas semanas a una marmota.
Esta tradición muy arraigada en USA y Canadá sirve de base para le exitosa película Groundhog Day, titulada en España Atrapado en el tiempo (ya se sabe que en España nos apasiona cambiar los títulos de las películas). En ella Bill Murray repetirá el mismo día una y otra vez hasta que haya «evolucionado», es decir, hasta que haya vivido en sus carnes que lo importante es dar a los demás sin esperar nada a cambio.

Aiden Bishop, protagonista y uno de los invitados a la celebración, tiene que descubrir al asesino. Para él ese día de la fiesta de compromiso se repetirá siete veces. Transcurridas esas jornadas, Aiden tendrá que decir quién es el asesino de Evelyn Hardcastle. Si lo descubre, romperá el bucle. Si no, todo volverá a repetirse desde el principio sin recordar nada de lo vivido. El médico de la peste, que oficia de game máster, le indica que ha vivido esa situación infinidad de veces sin haber descubierto todavía el misterio de la muerte de la pobre Evelyn.
Durante esos siete días Aiden, además de descubrir al asesino, evolucionará como personaje un poco al estilo Bill Murray en Atrapado en el tiempo.
La parte Black Mirror

Black Mirror es una serie de ciencia ficción inglesa (ahora americana, tras ser adquirida por Netflix). La producción versa sobre paradigmas a los que debe enfrentarse el ser humano en el futuro, casi siempre relacionados con la tecnología. Es cierto que en ocasiones las tramas mantienen al espectador en una inopia en la que no acabas de entender que está pasando hasta llega el final y te resuelven todo. Eso sucede en la novela.
Como he dicho, Aiden Bishop revive ese día 7 veces. Pero cada vez lo hace metido en el cuerpo de otro de los invitados. De hecho, a él como individuo, no lo conoceremos nunca. De esta manera tan ingeniosa, Stuart Turton nos muestra ese día desde siete perspectivas distintas. Tras tener esas siete experiencias, Aiden deberá descubrir al asesino.
La novela arranca con un hombre corriendo por un camino. No sabe por qué corre, por qué está tan angustiado ni quién le ha herido y lo que es peor, no sabe quién es ni lo que quiere. Se trata claro está de Aiden Bishop en el cuerpo de su pimer anfitrión. Pero eso no lo sabremos hasta mucho más adelante.
La parte Origen
Origen es una película de Christopher Nolan que versa sobre los sueños y trata las diferentes realidades a través del lado inconsciente de los personajes.

Las siete muertes de Evelyn Hardcastle tiene algo de pesadilla. Para rizar el rizo, Aiden Bishop no vive ese día linealmente en cada uno de sus anfitriones, si no que va saltando de un cuerpo a otro. Llega un punto que el protagonista sabe cuales son todos sus hospedadores de manera que mediante mensajes dados a los criados y notas escondidas puede enviarse información a si mismo y dirigir sus pasos cuando está en otro anfitrión. ¿Te resulta confuso? Pues espera a leer el libro.
Todo este inteligente juego que propone Turton dota a Las siete muertes de Everlyn Hardcastle de un empaque diferente y divertido. No nos engañemos, no deja de ser una novela policiaca pero explicada de forma muy complicada (que es lo que ahora se lleva). Saltos en el tiempo adelante y atrás, cambio de perspectiva del protagonista, cambio de actitud, sorpresas, ambiente desasosegante… Todo muy cool.
A mi entender, es excesivamente confusa. Si en lugar de siete días fueran cuatro con cuatro anfitriones diferentes, creo que sería mucho más asequible. Llega un momento que lees por leer, ya que no acabas de entender nada.
Otras tramas
En toda este complejo argumento (Turton tardó tres años en escribir Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, dos de los cuales los dedicó a planificar lo que sucedía, cómo y cuándo, y uno a escribirla), el autor tiene tiempo de incluir una trama romántica. No me suelen gustar demasiado los romances en las novelas policiacas, me parecen muy falsos. Normalmente siento que suficiente tiene el protagonista con pillar al malo de turno como para perder el tiempo con amoríos.
En esta ocasión, la complejísima trama me tenía tan desconcertado que el episodio romántico, (al que tampoco dedica mucho texto, es cierto) me pasó desapercibido.
El final
Como en toda novela policiaca, el final es lo más importante. Y debo decir que tras muchas páginas más perdido que Marco buscando a su madre, el final me gustó. Los buenos autores de novela policiaca nos hacen dudar de todos los posibles asesinos, pero pocas veces hemos visto que nos hagan dudar de las víctimas… Y ahí lo dejo.
Mi valoración final es que Las siete muertes de Evelyn Hardcastle merece la pena por originalidad y concepto. Es mezcla de novela policiaca y fantástica me ha cautivado (tanto como para escribir esta reseña). Le sobran páginas y es confusa en exceso, pero se lleva bien. Además destila fina ironía muy al estilo british. Por lo menos no es más de lo mismo.
Quien crea que a un genero tan trillado como la novela policiaca no se le puede dar la vuelta, está equivocado. Y Stuart Turton nos lo ha demostrado.
