Mi hermana pequeña sentía fascinación por el río, decía que veía a la niña muerta que vivía en sus aguas. Insistía que a las 11 debíamos estar dormidos porque si no, la niña con pelos de algas y ojos de conchas, se nos llevaría con ella al río. Nadie recordaba que alguien hubiera perecido en aquella corriente tranquila, así que las historias de mi hermana se tomaban como meras chiquilladas. Yo me burlaba también, pero lo cierto era que si alguna vez las 11 de la noche me pillaban despierto, me quedaba muy quieto e intentaba hacerme el dormido muerto de miedo. Como quien reclama la desgracia, un día ocurrió. Un amanecer llegó y mi hermana no estaba en su cama. La encontraron río abajo, a varios metros del puente, hinchada y sin vida.
Siempre pido turno de madrugada en la fábrica, prefiero acostarme muy pronto de manera que las once me pillen en pleno sueño. Si algún día me desvelo, la oigo. Escucho un gorgoteo y una voz tenue que me llama: Nacho, Nacho… Yo hago como de niño, respiro despacio y me quedo muy quieto incluso cuando sus frías manos se posan sobre mis pies. Por la mañana intento convencerme de que todo ha sido una pesadilla, pero las huellas mojadas en la alfombra confirman que mi hermana ha venido a visitarme de nuevo para llevarme con ella al río.
La niña del río
Otro pequeño relato de los que se me ocurren, anécdotas que me suceden y / o comentarios sobre mi persona plasmados en menos de 200 palabras. Se acerca todos los santos, halloween, la castanyada o como quieras llamarlo. La cuestión es que se acerca la noche del año en la que el velo que separa el mundo de los vivos del mundo de los muertos es más tenue que nunca. Merece un microrrelato, no crees. La niña del río
Espero que te guste.