La mamá puerca asomó el hocico fuera del nido. ¡Era hora de salir! Gruñó y los jabatos se incorporaron prestos. Descendieron en fila por la ladera hasta llegar a aquel camino asfaltado, el mismo que hacía no mucho estaba surcado de máquinas ruidosas que escupían humos malolientes y que ahora era un lugar tranquilo y amable. Sólo se escuchaba el canto de las golondrinas, el zumbido de las abejas camino a la colmena y el batir de las olas contra los acantilados. Una familia de liebres mordisqueaban los brotes que crecían en los márgenes y a lo lejos paseaba un zorro tranquilamente. Avanzaron dando cuenta de bayas y semillas hasta llegar a un recodo desde el que se advertía el pueblo. Los jabatos quisieron seguir pero la mamá puerca se detuvo y lanzó dos agudos chillidos de advertencia. Nunca jamás, bajo ningún concepto debían acercarse allí. Parecía un lugar amable, pero pronto los humanos abandonarían sus guaridas y los humanos eran crueles, insaciables, voraces. Nunca jamás, repitió. La familia de jabalíes regresó sobres sus pasos, jugando y disfrutaban de aquellos días de paz y tranquilidad que el destino les había regalado por sorpresa.
Jabalíes
Otro pequeño relato de los que se me ocurren, anécdotas que me suceden y / o comentarios sobre mi persona plasmados en menos de 200 palabras. Durante los días de confinamiento total, muchos animales abandonaron las zonas boscosas para adentrarse en las ciudades. Jabalíes
Espero que te guste.
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