A los autores de novela negra se nos suele acusar de que nuestras tramas son inverosímiles y que las cosas que proponemos en nuestros libros no suceden en la vida real. Yo siempre respondo que la realidad siempre supera la ficción. El Crimen de la Guardia Urbana, como se le conoce, o Cuerpo en llamas, como ha titulado Netflix la serie, aúna todo lo que una nueva novela negra podría desear: un crimen misterioso, un triángulo amoroso, pasiones desenfrenadas, odios viscerales y en el centro de todo esto, una mujer. ¿Quién podría imaginar una trama mejor?
La victima
Mayo de 2017
Un ciclista encuentra un Volkswagen Golf GTI completamente calcinado cerca del pantano de Foix. Los Mossos d’Esquadra creen que se trata de un coche robado. Toman la matrícula, dan parte y cuando se van a ir, se les ocurre abrir el maletero. Para su sorpresa encuentran lo que parecen unos huesos humanos. Gracias a unos tornillos de titanio encajados en la columna, la policía descubre que los restos calcinados pertenecen a Pedro Rodríguez, también propietario del coche. Cuerpo en llamas

Tras una ardua investigación, incriminaciones mutuas y cambios de versión constantes, los mossos detienen a Rosa Peral, parejadel fallecido, y a Albert Pérez, compañeros de patrulla de la Guardia Urbana y amantes. Cuerpo en llamas
La mujer fatal
Todo este caso gira en torno de la figura de Rosa Peral. Se trata de una mujer de gran belleza, muy seductora, manipuladora, que está acostumbrada a salirse con la suya. Rosa es el ejemplo vivo de la mujer fatal. Las devora hombres son esos personajes femeninos que protagonizaban las novelas negras de los años 40 y 50. El cine ayudó a encumbrar este arquetipo pues daba muy bien en pantalla. Recordemos las películas como Gilda o a Laura. Utilizaban su físico y sexualidad para seducir a los incautos hombres y conseguir de ellos lo que requerían. La moralina de la época solía hacer que acabaran bastante mal, como le pasó a Rosa Peral. Cuerpo en llamas

Rosa se casó con Rubén, mosso d’esquadra, su novio de toda la vida, tal como siempre había imaginado. El matrimonio duró tres años en los cuales tuvieron dos hijas. Las peleas entre la pareja eran frecuentes debido a las infidelidades frecuentes que cometía Rosa. Además de relaciones esporádicas, la mujer tenía un tórrido romance con su compañero de patrulla Albert Pérez. Ella lo negaba pero todo su entorno era conocedor del affaire. Rubén, harto de la situación, abandonó a Rosa por otra chica. Para el ego de una mujer como Rosa, esto supuso un mazazo tremendo. No pudo tolerar que sus planes no salieran según tenía previsto. No pudo consentir que un hombre la despreciara de esa manera, dejándola por otra. Rosa le juró vengarse. Cuerpo en llamas
El primer error
En una carrera sin sentido, Rosa seduce a otro compañero de trabajo, Pedro Rodríguez. Lo elige a él porque tiene muy buena planta (alto, guapo, atento) y está loco por Rosa. Consigue que Pedro deje a su mujer y se van a vivir juntos. Rosa piensa que así gana la partida, ha conseguido un trofeo mejor que el de su exmarido al que continua odiando a muerte. Le pone muchos problemas con la custodia de las niñas y en cada encuentro, hay disputas. En estas trifulcas se involucra Pedro, su nueva pareja, muy celoso y posesivo con Rosa. Pedro y Rubén se llevan fatal.
La investigación
Volvamos a la tarde que la policía descubre el cuerpo de Pedro Rodríguez carbonizado dentro de su coche en las inmediaciones del pantano de Foix. Los mossos van a buscarle a la dirección que les consta. Les atiende Patricia, ex mujer de Pedro que está muy cabreada porque hace varios días que él no responde al teléfono y tiene que hablar de un tema concerniente a sus hijos. Patricia y Pedro llevan meses divorciados e informa a los investigadores que le busquen en casa de su pareja actual, Rosa Peral, agente de la guardia urbana de Barcelona, que vive en Vilanova i la Geltrú. Cuerpo en llamas
Los mossos se personan en casa de esta. Rosa les informa que Pedro y ella discutieron hace un par de días y que él se marchó, que es algo que suele hacer porque es muy temperamental. Rosa está segura que regresará.
Los mossos le explican lo sucedido, que sus restos han aparecido carbonizados dentro de su coche y que debe acompañarles a la comisaría para tomarle declaración. Ella se muestra muy fría. Dice que no puede dejar a sus hijas solas y que irá a prestar declaración al día siguiente. Esta actitud tan fría extraña a los investigadores que creen que ella no ha entendido bien la situación. Lo que los mossos no saben es que además de Rosa y las niñas, en la casa hay alguien más: Albert López.
Primera declaración
En la comisaría ella declara lo mismo que dijo la noche anterior, que Pedro se marchó el martes, enfadado. Y añade que el motivo de la discusión fue una pelea que había tenido Rosa con su ex marido, Rubén, por la custodia de las niñas. Rosa explica que Pedro y su ex se llevaban fatal. Pedro adoraba a las hijas de Rosa y detestaba que Rubén, el padre natural de las crías, se las llevara. Rosa insiste que alguna vez había oído a Pedro amenazar de muerte a Rubén y que se habían interpuesto denuncias cruzadas.
El sospechoso
La cuestión es que Rubén, vive todavía más cerca del pantano de Foix, donde apareció el coche calcinado. Además la geolocalización del teléfono de Pedro Rodríguez lo sitúa en las inmediaciones de la casa de Rubén la noche que desapareció. Todo parece apuntar hacia el susodicho Rubén. Cuerpo en llamas
Como ya he dicho, Rubén es mosso d’esquadra también y puede justificar cada uno de los movimientos de los últimos días: o bien ha estado en el trabajo (el control de entradas y salidas así lo confirma), o bien ha estado con su mujer y familia y tiene testigos. Los investigadores lo descartan. Es el propio Rubén quién apunta hacia Albert López, compañero de patrulla de su ex mujer y su amante desde hace años. Albert y Pedro habían tenido sus encontronazos pues ambos eran miembros de la guardia municipal de Barcelona.
Giro argumental
Los investigadores le preguntan a Rosa por la existencia de ese tal Albert del que nunca ha hablado. Rosa admite que se conocen, que es su compañero de patrulla y que fueron amantes hace mucho, mucho tiempo. También explica que es cierto que la noche del martes, Albert se presentó en su casa, tomaron algo y luego él se marchó. Sin embargo, cuando los investigadores le preguntan a Albert, este explica otra versión diferente. Las declaraciones de los dos no concuerdan. Al comprobar la geolocalización de sus teléfonos descubren que los de Rosa y los de Albert siguen el mismo trayecto que el de Pedro hasta los alrededores del pantano de Foix. Cuerpo en llamas
Los mossos tienen claro que Rosa sabe más de lo que dice, la han pillado ya en varias contradicciones. Antes de que la detengan, ella se presenta voluntariamente a declarar. Acusa a Albert del asesino de Pedro. Cuanta que Albert se presentó en su casa, que saltó la valla llevando un pasamontañas y una mochila muy pesada de la que sobresalía el mango de un hacha. Que Pedro se quedó a hablar con él y que ella subió al piso de arriba con las niñas. Los hombres discutieron, ella los oyó pelearse pero estaba bloqueada, no reaccionó bien por temor a que les pasara algo a sus hijas.
Según Rosa, Albert acabó matando a Pedro, luego la obligó a limpiar la escena del crimen y a meter el cuerpo en el coche. Ella actuó como un robot, sin ser consciente de lo que hacía y con temor de que Albert pudiera atacarla a ella y a sus hijas.

Cambio de declaración
Cuando Albert López se entera de que Rosa lo acusa, decide declarar él también. Su versión apunta hacia Rosa. Según el, lo llamó la noche del martes, le dijo que había pasado algo terrible en su casa y le pidió que fuera. Cuando llegó, Rosa ya había matado a Pedro, limpiado la escena del crimen y metido el cuerpo en el coche de la propia víctima. Se dirigen entonces al pantano de Foix. Rosa conducía el coche de Pedro con el finado dentro, y Albert conducía el coche de Rosa. Antes se pasaronn frente a la casa de Rubén, el ex de Rosa, con el móvil del difunto, operativo para inculparlo.
El juicio
Rosa se hizo la víctima durante el juicio. Lloró emocionada y dijo que a pesar de parecer una mujer dura y fuerte, en realidad es un alma sensible. Afirmó que y estaba profundamente apenada por la muerte de Pedro, su pareja. También comentó que le aterraba Albert y que si no había dicho nada en un primer momento se debía al terror que este le causaba. El fiscal mostró unas fotos en la que Rosa y Albert están en una comida de despedida de un compañero de la Guardia Urbana tomadas apenas dos días después de que ambos hubieran acabado con Pedro. Ella se muestra feliz, exultante y divertida.

La sentencia
El jurado no creyó ni la versión de Rosa ni la de Albert. Los declaró a ambos culpables del asesinato de Pedro Rodríguez por igual. La sentencia sostiene que los dos urdieron un plan para acabar con su vida de la pareja de Rosa y deshacerse del cuerpo. A Albert lo condenaron a veinte años de prisión. A Rosa a veinticinco años, pues añadieron cinco años por agravante de parentesco, ya que eran pareja. Cuerpo en llamas
Nunca sabremos de verdad lo que pasó ni por qué pasó. Por muchos testimonios que Rosal Peral y Albert Pérez hayan cruzado, algunos contradictorios, la verdad sólo la saben ellos. Las series, novelas y películas al respecto solo pueden sugerir lo ocurrido. Cuerpo en llamas

Prisión
Albert ingresó en la prisión de Quatre Camins. Cumple condena en el módulo reservado a los agentes de la ley, separado de los presos comunes. Rosa ha cambiado de cárcel en cuatro ocasiones, está considerada como una presa problemática. La han acusado de dinamitar el ambiente dentro de la cárcel y enfrentar a unas presas con otras. También de intentar conseguir en dos ocasiones un sicario que acabe con la vida de su exmarido Rubén mediante contactos con otras presas. Parece que todavía lo odia. Cuerpo en llamas
El caso vuelve a estar de actualidad porque Netflix estrena estos días la serie Cuerpo en llamas sobre este caso. Úrsula Corberó hace de Rosa Peral y Quim Gutiérrez de Albert López. Rosa Peral ha intentado por todos los medios frenar la emisión de la misma. Cuerpo en llamas