El semario L’Eco de Sitges ha publicado uno de mis relatos con el título de Diaboliques (diabólicas en castellano). Agradezco enormemente a L’Eco por haber seleccionado mi relato (costumbrista y de humor, alejado de la novela negra) y lo cuelgo aquí traducido al castellano. Diabóliques
DIABÓLICAS
Lo admito: pertenezco a una secta diabólica ultra secreta. Nos llamamos Las brujas de Sitges. Sí, vale, no es muy original pero la otra opción era Las perras de Satán del Garraf, que suena a grupo de heavy metal de los ochenta. La componemos Angels, del 2º C, Amparo, del entresuelo A, Remei, del 4º A y yo, Encarni, que estoy en el 3º C. Estamos pensando si admitimos a Roser, del ático B, que tiene una pollería cerca del Cap de la Vila y nos podría suministrar todos los higadillos y la casquería que necesitamos para los conjuros, que no veas todas las cosas raras que hay que echar a los potajes esos. Pero, aquí entre nosotras, a Roser le gusta mucho hablar, se va de la lengua fácilmente y al resto nos da un poco de miedo que vaya explicando por ahí lo de nuestras actividades, porque nosotras vamos muy en serio. ¡Si hicimos un pacto de sangre y todo! Todavía me duele el tajo que me pegó en el dedo la bruta de Wrunjis, (que es el nombre diabólico de Amparo). A mí me han bautizado como Mufteg. Yo prefería Cassandra, que suena más exótico y un poco sexy, pero Amparo dijo que era muy poco satánico. Por lo menos no me puso Prrrrdorra, como a la pobre Remei, que suena a pedo. (Amparo odia a Remei porque cuando riega las plantas le cae agua en su balcón. ¡La de veces que han discutido a gritos!).
El otro día fuimos a comprar unos vestidos negros. Dice Wrunjis-Amparo que tenemos que estar presentables y uniformadas para cuando venga el señor de las tinieblas a visitarnos. Espero que Belcebú no esté muy puesto en moda, porque los vestidos son un auténtico horror. A ver, los compramos en el almacén chino ese tan grande que hay en Mas Alba, y también es cierto que escogimos los más baratos, que los tiempos no están para muchos dispendios. Apenas quedaban tallas, así que nos vienen un poco apretados, sobre todo Amparo, digo Wrunjis. Pero dice que da igual, que cuando tengamos el favor del señor de las tinieblas, nos lanzará un hechizo adelgazante y que a partir de ese momento todo el mundo nos verá como unos pibones de veintipocos años con cuerpos de habernos matado haciendo crossfit aunque en realidad estemos hechas unas focas. Yo estoy convencida de que Amparo ha montado el grupo satánico para verse más delgada con uno de esos hechizos. Desde que somos vecinas, hace ya veinte años, siempre ha estado a dieta la pobre y sigue pareciendo un dirigible. Hombre, no lo niego, a mí también me haría gracia verme como una veinteañera. ¡Mi Ernesto se iba a morir del susto! Diabóliques
Hemos de ser muy discretas así que a Wrunjis, que es muy lista, ha ideado un código con la ropa lavada. Según el orden en el que tendemos las prendas, significa una cosa u otra. Hoy Amparo ha colgado: Braga-Braga-Calcetín-Servilleta-Panty-Sostén. El día que Wrunjis explicó lo del código yo venía de comer de casa de mi suegra, que como es asturiana había hecho fabada. Tuve un apretón en medio de la reunión con tan mala suerte que me perdí parte de la explicación. Total, ahora mismo no tengo claro si tengo que hacer un guiso con Johnny, nuestro periquito y ponérselo a mi Ernesto para cenar, o bañarme desnuda en la playa de la Bassa Rodona a la luz de la luna. Hace frío ya, espero que sea lo del guiso del periquito. Claro que todo puede ser que Wrunjis haya perdido el otro calcetín, simplemente. Diabóliques