Mi pollero me pone. Cada sábado acudo puntualmente a su establecimiento para comprar un pollo asado, y desde hace dos -dos sábados o dos pollos-, creo que me pone.
-¿Qué más quieres, guapo? -me pregunta.
Añado patatas asadas porque me llama guapo e intuyo que bajo su mascarilla está sonriendo. También tiene los ojos bonitos y los brazos peludos. Hoy lleva pantalón corto y le veo las piernas. Me imaginado lamiendo el tatuaje de su pantorrilla y en mi fantasía su piel sabe al aroma de pollo asado que flota en el ambiente.
Me afecta que sea mediodía y mi estómago ruge, debe ser eso. También creo que me afecta llevar siete semanas y pico sin “contacto humano”, por decirlo finamente.
Mi pollero
Otro pequeño relato de los que se me ocurren, anécdotas que me suceden y / o comentarios sobre mi persona plasmados en menos de 200 palabras. En esta ocasión, una sobre el pollero que monta su camión – rustidor el mercadillo que se organiza los sábados en la plaza frente a mi casa. Mi pollero
Espero que te guste.