Literatura exorcista
La literatura exorcista la conforman aquellos tratados y manuales que utilizan los sacerdotes para guiarse durante la práctica del exorcismo.

Literatura exorcista: el ritual.
Por muy sofisticado que puede parecer, el rito exorcista católico consiste básicamente en la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión repetidas con más o menos convicción. A esta práctica puede ser guiada con manuales que conforman la literatura exorcista. Y también con el uso de talismanes tales como crucifijos, agua bendita y reliquias, entre otros.
La bases de estar órdenes suelen ser los textos evangélicos donde se narran las expulsiones de demonios llevadas a cabo por Jesús.
El primer manual con textos concretos para exorcismos es el Statua Ecclesiae Latinae que data de fines del año 500. Desafortunadamente sólo nos han llegado copias y versiones más o menos fidedignas. Pero es con este volumen que se inicia la literatura exorcista.
Literatura exorcista: manuales más conocidos
De entre la literatura exorcista destaca el Malleus Maleficaroun de 1494, escrito por J. Sprengururs. Probablemente sea el tratado más importante que se haya publicado en el contexto de la persecución de brujas del Renacimientos. Muy utilizado por inquisidores.

Ya en el siglo XVII la expansión de la Iglesia católica había llevado a la proliferación de ritos y ceremonias cada vez más variados. El Papa Pablo V publicó en 1614 el Ritual Romano, un manual de instrucciones para unificar los protocolos de los diferentes rituales practicados al amparo de la Santa Madre Iglesia a excepción de la eucaristía.
Una de las partes más famosas del Ritual Romano es la que habla de los exorcismos.

Aún así, estudiosos de las posesiones demoníacas siguieron investigando y publicando sus propios manuales.
Girolamo Menghi, franciscano, conocido como padre del exorcismo. Escribió el Flagellum Daemonun (1586) y el Fustis Daemonun (1587). Comprenden una valiosa recopilación de distintos métodos de exorcismo, constituidos sobre capítulos del Apocalipsis.
Lo más destacado de sus volúmenes es la parte donde describe los síntomas de una posesión. Fue Menghi quien aseveró por primera vez que los poseídos pueden hablar lenguas que les son desconocidas con fluidez.
El Traicté des energumenes (1599) de Pierre de Berullé fue otro de estos volúmenes que se hicieron famosos. Para Berullé cualquier manifestación fuera del comportamiento normal, podría ser síntoma de posesión.

Libro de Conjuros (1641) de Fray Diego de Céspedes. Este manual introduce la figura del sacerdote vestido de sobrepelliz y estola, con la cruz en una mano y agua bendita en la otra que ha pasado a la posteridad. Y propone también a un acólito que repite de viva fe la letanía que proceda.

Práctica de exorcistas y ministros de Iglesia (1662) de Benito Remigio Noydens. Este fue el manual de exorcismo más difundido en castellano. Consta de cuatro partes entre la que destaca la preparación y requisitos del sacerdote exorcista. Una fe inquebrantable y confianza a Dios y en Cristo son armas fundamentales según Noydens.

En el siglo XVIII y posteriores, se produjeron avances médicos y de diagnóstico de enfermedades por métodos científicos. Así pues los rituales espiritista empezaron a caer en el desuso.