Nunca una entrevista de trabajo dio para tanto de sí ni suscitó tanta tensión. Recursos inhumanos es una novela trepidante y adictiva. Hacía tiempo que un libro no me enganchaba como este.

Recursos Inhumanos, sinopsis
Un hombre maduro y cualificado lucha por encontrar trabajo sin éxito. Parado de larga duración, tiene que aceptar míseros puestos muy por debajo de sus aptitudes para ir tirando. Además es vejado por su mediocre jefe turco (¿racismo?). En esta sociedad de liberalismo atroz, estar desempleado significa que no eres nadie lo que afecta muy negativamente a su autoestima. A pesar de contar con el apoyo de su mujer e hijas, se siente una mierda. Mientras, la bolsa francesa marca máximos históricos, los beneficios empresariales son millonarios y los ejecutivos de la banca y grandes corporaciones se llevan sueldos obscenos.
Un día recibe la llamada de una empresa de selección de personal. Para su sorpresa, va superando las diferentes entrevistas y exámenes que le van poniendo. El hombre se anima. Llega a la última prueba, una especie de juego de rol en el que los candidatos deberán evaluar a algunos directivos de la propia compañía en la que van a trabajar. Su mujer se molesta pues ese juego de rol le parece inmoral y presiona a nuestro protagonista para que no participe. Pero él la desoye. Una vez consiga el curro a su mujer se le pasarán el mosqueo. Y a fin de conseguir el puesto, engañará a su propia hija para que le preste una suma considerable de dinero. Su intención es invertirlo en investigar cuál es la empresa que busca empleado. También quiere saber quiénes son los directivos a evaluar y desentrañar sus puntos débiles.
Sumido en esta vorágine, con muy mal rollo familiar y completamente desquiciado, recibirá una visita inesperada. Un extrabajador despechado de la empresa de selección le informa que esa prueba final a la que se va a someter junto a otros tres candidatos no es más que una pantomima. Que el puesto ya está adjudicado de antemano. Desesperado, sin saber que hacer, consigue un arma y se presenta a la selección…
Recursos Inhumanos, comentarios.
Recursos Inhumanos está muy bien escrita. El comienzo es desesperante, incluso deprimente. Lemaitre nos mete en la piel del pobre Alain Delambre, ese perdedor de manual. Sentimos las vejaciones de su jefe como propias, la vergüenza que vive en sus visitas al centro de asistencia a buscar cualquier empleo, el que sea, la tristeza en la que está sumido. Y justificamos sus locuras. A partir de que se preparar para asistir a la prueba final de ese supuesto trabajo que le ofrecen, Lemaitre nos conduce con mano firme por una vorágine de acontecimientos con una tensión que no acabará hasta la última página.
No podemos decir que Recursos Inhumanos sea una novela negra. Se enmarcaría mejor dentro del suspense, y como tal, es tramposa. A fin de incrementar la ansiedad, Pierre Lemaitre retuerce la trama hasta rozar lo inverosímil. También algún personaje puede resultar algo grotesco. Me refiero a Charles, compañero de trabajo de Delambre que ejemplifica la bondad de los que ya no tienen nada. Pero la historia está tan bien urdida que justifica esas licencias «creativas». El resto de los caracteres están bien dibujados y son coherentes. Entiendes al protagonista, hundido en una depresión y obcecado en conseguir aquello que cree le dará la felicidad. Su mujer funciona muy bien como contrapunto, con su discurso de que el dinero no lo justifica todo.
Lemaitre es un gran narrador y sabe crear el equilibrio entre la credibilidad del lector y la extravagancia del argumento. A mi parecer, en esta ocasión acierta plenamente y teniendo un planteamiento netamente comercial, maneja los hilos con maestría hasta hacerlo absorbente. El resultado es francamente estimulante. Y con una premisa de los más anodina: una entrevista de trabajo.
Además de entretenida y adictiva, cosa ya harto difícil de conseguir, Recursos Inhumanos incluye crítica social. Esta es la manera más eficaz de poner de relieve una situación injusta, enmascarándola bajo un relato entretenido. Sin hacer grandes disertaciones ni elaboradas argumentaciones, Lemaitre pone el dedo en la llaga del capitalismo desaforado en el que vivimos, donde las personas sólo somos números, meros engranajes en esta maquinaria de fabricar millones para unos pocos. No descubre nada nuevo, pero cuánta razón tiene!!!
… Y un pensamiento «filosófico-social».
Mientras leía Recursos Inhumanos no podía dejar de pensar que esta novela debería haber estado escrita aquí, en España. Lemaitre se escandaliza por que Francia casi llega al 10% de desempleados. Si viviera aquí, donde hemos alcanzado el 25% de parados, se hubiera muerto directamente. O no, hubiera hecho lo que a tantos nos ha tocado: subsistir como buenamente hemos podido. Por que eso sí, a aguantar no nos gana nadie.
Estoy convencido de que me ha gustado Recursos Inhumanos es porque me ha tocado la fibra. Yo mismo me he visto en la situación de Alain Delambre (hasta que decidí dar un vuelco a mi vida, pero eso ya es harina de otro costal). Y hasta cierto punto he sentido algo de envidia. No tanto por la novela en sí, sino por el planteamiento. Me ha hecho reflexionar, lo que ya de por sí es un gran mérito, de que quizás estoy demasiado inmerso en mis cuitas, de que me miro el ombligo y a la hora de plantearme mi siguiente novela debería escribir hacia fuera. Empaparme de lo que pasa en el exterior y reflejarlo de alguna manera en mis tramas, sin perder la visión personal. En fin, espero algún día, conseguirlo, como hace Lemaitre en esta novela.